Aunque todo el mundo piense que las mamás tenemos la respuesta para todo, hay veces en las que no sabemos qué es lo mejor para nuestros hijos; y esto puede ocasionar un poco de angustia porque obviamente siempre buscamos darles lo mejor.
Por eso les quiero compartir mi experiencia con Ava al empezar con la alimentación complementaria.
Antes que nada, ¿qué es la alimentación complementaria?
Llega un momento en el que el bebé necesita más que la leche materna para satisfacer sus necesidades nutricionales. Es necesario comenzar a añadir alimentos complementarios a su “dieta”, poco a poco para ir formando el paladar de nuestro bebé e ir abriéndole las puertas a los que va a ser su alimentación futura.
Se recomienda iniciar la alimentación complementaria a partir de los seis meses, pero existen ocasiones en las que se tenga que iniciar antes o después de los seis meses de vida. Esto todo depende de qué tan preparado este el niño para comenzar a recibir los alimentos. Por eso, es súper importante valorar con un experto si tu niño esta listo para comenzar esta nueva etapa de su vida.
Los tres aspectos que mi doctora Ma. Fer (@dra.mafergastropedia) evaluó con Ava fueron:
Se mantiene solo sentado.
Muestra interés por los alimentos.
Ya no tiene el reflejo de extrusión (sacar los alimentos con la lengua).
Aparte de estos aspectos también pueden presentarse otros.
Lo más importante al iniciar la alimentación complementaria es:
Una postura correcta: pies apoyados, espalda recta, piernas flexionados en ángulo de 90º y apoyados sobre una superficie firme con los codos encima de la mesita. Una postura correcta favorece que prueben y acepten mejor los nuevos alimentos. A parte de ayudar a realizar una buena digestión y a lograr una asociación positiva con la comida.
No distracciones: esto incluye la televisión, juguetes, música o tabletas. Las distracciones evitan que el niño pueda hacer una verdadera conexión con lo que esta comiendo. En no tener que los distraiga también ayuda a que puedan estar presentes en el momento y que ellos solos se den cuanta cuando ya están satisfechos.
Dejarlos explorar: Déjalos que toquen, huelan, prueben, hasta déjalos que jueguen con su comida! Aunque se ensucien y hagan un tiradero que luego tú tendrás que recoger, esta exploración favorece la aceptación de nuevos alimentos.
Todo esto que les comparto fue lo que aprendí en mí consulta con la doctora Ma. Fer; y se los cuento solo del punto de vista de mi experiencia y no como doctora o nutrióloga.
Por último, recuerda tener paciencia.
Todo bebé es diferente y se desarrolla a su propia velocidad. Es normal que al principio sea un poco difícil adaptarse a esta nueva rutina pero conforme vaya pasando el tiempo más fácil se hará y sin darte cuenta tu bebé estará comiendo por si mismo!
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